Día de la NO violencia, una pequeña reflexión... con final positivo



Partimos de la definición de Violentar: ejercer violencia sobre alguien para vencer su resistencia; forzarlo de cualquier manera a hacer lo que no quiere. (Velazquez, 1996)

Tipos de violencia hay muchos... física, emocional, invisible, económica, sexual, el abandono o negligencia en los cuidados de los padres hacia los hijos... en todos se establece una relación asimétrica de poder, dominador – dominado, abusador – abusado, victima - victimario. Víctima: es quien sufre daño o resulta perjudicado en cualquier acción o suceso por culpa ajena.

Una de las violencias más preocupantes es la ejercida cotidianamente dentro de la familia, ya que no sólo afecta a los adultos que viven en el contexto familiar, sino sobre todo a los niños y jóvenes. Estos pueden considerar como “normal” una conducta reprobable y reproducir ese estilo de convivencia en otros entornos y en sus propias familias cuando las formen.

Efectos o consecuencias:

Las consecuencias del hecho traumático dependen de una serie de factores, por ejemplo las condiciones psicológicas del sujeto que “es víctima del hecho violento”, cada persona dará significado el hecho traumático de manera diferente. Destacamos algunos efectos que sufre la víctima:
  •  El sentimiento de desamparo, que proviene de otro sentimiento previo, la impotencia. Velázquez, S. afirma que “el aumento de tensión y de angustia provocado por los hechos violentos incrementará la demanda de cuidados y protección que permitan salir de la situación de angustia y displacer”.
  • La vivencia de estar en peligro permanente. Como consecuencia la víctima pierde seguridad y confianza, se siente vulnerable y actúa desde esa indefensión (Este es un estado de la persona en el que se comporta pasivamente y siente que no puede hacer nada, a pesar de que existan oportunidades reales para actuar). 
    • Sentirse diferente a los demás, piensa que a los demás no les sucede y  esta creencia suscitará sentimientos de humillación, autodesprecio, desesperanza y aislamiento.

    Posibilidades terapéuticas:
    Muchos enfoques y procesos psicológicos o terapéuticos pueden ayudar a las personas (víctimas y victimarios) a superar estas situaciones traumáticas. El primer paso es reconocer la situación de abuso, salir del silencio y buscar ayuda en la red  familiar, social y también solicitar ayuda de  profesionales. 

    1. Desde el enfoque sistémico:
    La violencia es el resultado de cierto estilo de interacción conyugal o familiar. El acto violento no es solo responsabilidad del agresor, también es de la o las personas agredidas que mantienen ese tipo de relación, por lo que hay que trabajar también con el sistema familiar o con la pareja. En muchas ocasiones hay que “sanar” las heridas emocionales en los diferentes miembros de la familia, incluyendo las historias de otras generaciones.

    Guy Ausloos propone analizar las competencias del paciente y su familia, para potenciar aquellas que sean positivas y poner en valor a las personas (diferenciándolas de sus conductas). Analizando las estrategias empleadas en la resolución de problemas se podrán ver los puntos fuertes y re-elaborar nuevas estrategias de afrontamiento de conflicto que no pasen por el uso de la violencia. De esta manera se promoverán cambios en la familia y se podrán establecer alianzas dentro de la familia y con el terapeuta.

    1. Desde la terapia narrativa:
    Se provoca el cambio en el significado que el hecho violento provoca: que alguien afirme “soy una mujer violada” es diferente a que exprese “soy una mujer que fue violada”. Partiendo de la segunda frase, a pesar de que la identidad queda dañada, la agresión, las agresiones pueden verse dentro de una biografía más amplia, rescatándose otros aspectos de la persona. En la primera frase la agresión cobra una dimensión mayor y anula otros hechos, es decir, conforma la identidad de la persona.

    Así mismo, no es lo mismo ser víctima que ser sobreviviente, (a la violencia). Este término tiene el matiz de ser parte de un proceso activo, significa alejarse del peligro, desear un cambio... del producto de la interacción entre padecimiento y resistencia, surge la necesidad de recuperación.

    Conclusión
    Fomentar el respeto, el amor por uno mismo y por los demás miembros de la familia, facilitar el diálogo y la resolución pacífica de los conflictos, son un buen caldo de cultivo para evitar la violencia en el seno de la familia.

    Si ello no es posible y surgen hechos violentos, aislados o repetidos, siempre es posible la salida de la violencia, hay muchos caminos que podemos transitar para la recuperación terapéutica, tanto de la víctima, como del cambio de conducta del agresor.






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